¿Alguna vez has tomado un antihistamínico por un picor, una alergia o ese dolor de cabeza que no se va ni con tres cafés?
Te hace sentir mejor, ¿verdad? Pero… ¿y si solo estuvieras tapando un mensaje que tu cuerpo intenta enviarte?
La histamina no es el enemigo — es una molécula esencial que te ayuda a defenderte, digerir bien y dormir profundamente.
¿El problema? Cuando el cuerpo produce demasiada o no sabe eliminarla bien… empiezan los problemas.
Cuando la histamina se descontrola, puede causar:
– Dolores de cabeza o migrañas recurrentes
– Digestiones lentas o hinchazón después de comer
– Piel enrojecida, picor o urticaria sin motivo claro
– Congestión nasal o sensación de alergia constante
– Cansancio, niebla mental, irritabilidad
– Palpitaciones, cambios hormonales o ansiedad leve
Y aquí viene la trampa: muchos nos acostumbramos o lo tapamos con pastillas.
Pero el cuerpo no hace ruido porque sí — te está diciendo “¡oye, necesito equilibrio!”
En mi consulta te ayudo a:
– Entender si realmente tienes un exceso de histamina
– Descubrir cómo afecta a tu día a día
– Recuperar tu equilibrio con alimentación y hábitos adaptados a ti
Si te sientes identificada, no te acostumbres a vivir cansada o con molestias constantes.
Tu cuerpo no quiere molestarte, solo quiere que lo escuches.